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Carácter y educación

11. 9. 2011

Sobre el carácter del Azawakh han escrito personas mucho más expertas que yo. Artículos interesantes en francés, alemán e inglés se encuentran, por ejemplo, en las páginas del criadero Tombouktou´s http://www.tombouktous-azawakhs.de/index1e.html  o De Garde Epee http://www.azawakh.fr/ .

¿Y cuál es mi punto de vista?

“Cada uno tiene tal Azawakh que se merece.“ (Werner Röder, Alemania, el criadero of Silverdale, uno de los fundadores de la organización para la preservación del Azawakh original - ABIS)

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Una vez le comenté que tenía un Azawakh, el lebrel de los Tuareg, a una colega que había pasado su niñez en Malí. Ella reaccionó: “Si, me acuerdo de ellos. Eran unos perros flacos con piernas larguísimas; cuando uno levantaba abruptamente la mano treinta metros de ellos, se echaban a correr… Ya sabes, los Tuareg y su actitud desdeñosa hacia la vida… Su vida es dura, no hay ni tiempo ni espacio para sutilezas… “

 

El Azawakh es una raza menos domesticada de lebrel en cuya crianza el hombre ha influido relativamente poco. Pertenece entre las llamadas “razas naturales“ o “primitivas“. Todo en el Azawakh, desde su aspecto hasta su carácter, ha sido formado por las condiciones ambientales y de vida hasta alcanzar una perfección absoluta para que el Azawakh fuera capaz de sobrevivir en su ambiente de origen. En cuanto a las razas naturales en general, se puede decir que vienen perfectas a este mundo, perfectamente adaptadas para la supervivencia en el ambiente de su origen. La selección natural es, en su caso, el mejor programa de crianza. Cuando el hombre traslada a estas razas a nuestra civilización, los perros se encuentran fuera de su hábitat natural y si no están genéticamente “mutilados“ debido a un programa de crianza no adecuado, conservan sus cualidades y reacciones originales y naturales. Desde nuestro ángulo de vista de estereotipos profundamente arraigados, tales características pueden parecer muy distintas a lo que en realidad son y a lo que representan.

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En todo tipo de eventos caninos la gente suele juzgar el carácter del Azawakh con palabras como “miedoso, agresivo, desequilibrado, etc.“, sin siquiera ponerse a pensar que lo que ven es más bien el reflejo de la relación entre el dueño y el perro que el carácter verdadero con el que el animal ha nacido. Es verdad que igualmente como en la crianza de cualquier otra raza canina, hay líneas con un carácter más difícil que otras y una persona interesada en tener un Azawakh debería interesarse en la línea de la que su nueva mascota provendría, sin embargo es posible trabajar sobre cualquier perro y educarlo de tal manera que la vida con él sea agradable tanto para el amo como para el perro. No hay muchos casos verdaderamente extremos y en el caso que sí, casi siempre se trata de animales productos de generaciones de endogamia, o, lo que suele suceder relativamente frecuentemente en tales casos, el comportamiento desequilibrado del perro se debe a una actitud poco apropiada del dueño hacia la mascota. Más bien cabe decir que hay perros menos o más complicados para educar y dueños con una mayor o menor aptitud para la educación canina. Lo que pasa es que el hombre no siempre está dispuesto a aceptar que fue él quién ha causado un problema, que no ha logrado a socializar y educar al perro. Es mucho más simple decir que “qué perro más difícil… es que los perros de aquél criador son así (estas palabras se oyen con frecuencia)… al perro no le gusta esto… es agresivo...“ En el caso del Azawakh, tales palabras hasta se apoyan en varios artículos y declaraciones de “conocedores“ de la raza. La causa de un comportamiento agresivo o miedoso del perro suele ser, en la mayoría de los casos, el hecho de que el perro no se siente seguro y protegido en un ambiente que está lejos de su hábitat natural. Lo que pasa es que el dueño no es un buen “Alfa“ de la manada, o a veces el perro ha vivido traumas que no ha superado. Los Azawakhs en su región de origen tienen que valerse por sí solos, deben reaccionar a los sucesos del mundo exterior de tal manera para que sobrevivieran. Por ello suelen ser muy independientes, aprenden de la experiencia, y también reaccionan con una extrema sensibilidad a lo que sucede en la manada cuya parte forman. El Azawakh, como todo animal de manada, necesita sentir el apoyo de la manada, el apoyo de una organización funcional (que en nuestro caso es el dueño, su familia, otros perros) con reglas firmemente establecidas. Es entonces el dueño que debe de establecer las reglas del comportamiento y atenerse a ellas con consecuencia.

 

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Nada se consigue gratuitamente en la vida. Estoy convencida de que si uno desea compartir su vida con cualquier raza canina natural, tiene que trabajar duramente especialmente sobre sí mismo, entender y aprender a percibir muchas cosas del comportamiento de su perro que ni siquiera tenía que tomar en cuenta en el caso de las razas caninas criadas conscientemente por el hombre. Tal vez la mayoría de tales razas caninas “culturales“ nacen ya con el amor y confianza hacia el hombre, es algo inherente en ellos, y luego dependerá solamente del dueño si será capaz de aprovecharlo. En cuanto a la mayoría de los Azawakh, uno tiene que ganarse el amor, confianza y obediencia del animal a través de la actitud apropiada hacia el perro. Los Azawakh tienen una capacidad enorme de leer lo que cada persona esconde en su interior. Si alguien se comporta correctamente hacia el perro, sin embargo en su interior por cualquier razón guarda ciertos sentimientos negativos hacia él, el Azawakh no tarda en percibirlo y su comportamiento hacia tal persona puede ser problemático, desde rehuir de cualquier tipo de contacto físico hasta muestras de agresividad. Yo misma fui testigo del cambio brusco de comportamiento de una perra extremadamente sensitiva que hasta cierto punto rehuía el contacto con un miembro de la familia hasta el momento que esa persona comprendió que primero tenía que cambiar la actitud hacia la perra en su interior, y hasta después podría esperar que el sensitivo animal empezará a tenerle confianza.

 

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Es verdad que el Azawakh no es un perro adecuado para todo el mundo. Una persona que es superficial y no está dispuesta a aprender, que no tiene ni capacidad ni ganas de dedicarse a su perro y espera que todo se resolverá solo sin que ponga mucho de su parte, nunca debería optar por tener un Azawakh. Si la belleza física y elegancia de esta raza canina tan excepcional fuese el único motivo para tenerla o criarla, es mejor escoger una raza distinta, ya que el Azawakh es mucho más que un perro elegante que ganará para su dueño éxitos y fama en las exposiciones y en el mundo de los criadores. El Azawakh es un perro muy sensible e inteligente que merece recibir el tratamiento adecuado de parte de su dueño. Nunca debería de convertirse en un medio para satisfacer las ambiciones humanas, frecuentemente intrascendentes y carentes de un sentido verdadero. El Azawakh significa una manera de vivir, de pensar, percibir el mundo. Su interior es todavía más bello que su exterior. Lleva en sí ternura y desconfianza, fragilidad y dureza, lealtad absoluta e independencia, características que predominarán o se pondrán en equilibrio dependiendo de las capacidades del dueño de comunicar y trabajar con él. Me gustan mucho las palabras de Alberto Rossi, un criador italiano (criadero Tigidit): “Educar al Azawakh es como ir construyendo una estructura frágil, se necesita mucha sensibilidad, pero en tan solo un momento, esa construcción fácilmente se puede venir abajo. Sin embargo, cada minuto que dura nos llena con una profunda felicidad.“

 

Para mí, la convivencia con mis Azawakhs es una bella e infinita lección sobre la naturaleza. A través de ellos, me encontré a mí misma. Disfruto observando mis perros, leyendo en la expresión de sus ojos, en el lenguaje de su cuerpo; aprendo a percibir el mundo desde su perspectiva. Cada uno de mis perros es muy distinto, necesita un tratamiento diferente. Cada uno de ellos recibe de mí algo distinto y yo recibo algo distinto de cada uno de ellos. Sin embargo, gracias a ambos se abre frente a mí un mundo rico, un mundo de la naturaleza en que apenas podía asomarme en el pasado.

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© Jana Vrbacká, 2010